La coyuntura y el complejo porvenir de la economía argentina.

Este artículo primero se publicó en Paradigmas.mx

La historia económica argentina recordará 2012 como el primer año recesivo después de la recuperación comenzada en 2010. La economía argentina tuvo muy buenos resultados desde 2003 hasta 2011, fueron 9 años de expansión continua a una tasa de crecimiento promedio del producto de 7.8% anual, uno de los períodos de crecimiento más prolongados en toda la historia del país –ver gráfica 1-. En relación con otros países de la región, Argentina sufrió poco la crisis mundial.  Por ejemplo, en 2009 el PIB tuvo un crecimiento del 1%, mientras que en México cayó 6.5%. Sin embargo, en 2012 la economía se frenó, la industria observó una caída de 0.4% anual y el PIB sólo avanzó 1.9% anual; mientras que en el año anterior el PIB creció un 8.9%. El presente artículo tiene como objetivo proponer algunos elementos para comprender lo que sucedió en 2012, con la intención de proveer herramientas para una prognosis sobre lo que puede suceder en 2013.

Gráfico 1.- Crecimiento Económico en Argentina

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Fuente: INDEC

¿Cuáles fueron las causas del estancamiento? Encontramos por lo menos tres posturas: la primera, esgrimida por el gobierno, se puede resumir en la frase: “se nos vino el mundo abajo”. La segunda, preferida por la oposición, es señalar que son las políticas públicas las responsables del fracaso económico; principalmente el manejo del tipo de cambio, la inflación, etc. Finalmente, se encuentran los que sostienen que todo lo anterior es importante pero la clave del mal desempeño radica en una baja o desaceleración del gasto público.

Según el World Economic Outlook del Fondo Monetario Internacional (veraquí), los principales socios comerciales de Argentina no tuvieron un buen 2012. Por ejemplo, Brasil, principal socio comercial de Argentina, disminuyó su crecimiento de 2.7% en 2011 a 1% en 2012. El área del euro -segundo socio comercial- retrocedió 0.4% en 2012, cuando había presentado un leve crecimiento de 1.4% en 2011. China creció 9.3% en 2011 mientras que en 2012 creció un 7.8%. De los principales seis socios comerciales el único que presentó una aceleración de su crecimiento es Estados Unidos, que creció 1.8% en 2011 y 2.5% en 2012. La evolución de estas economías se reflejó en una disminución de 6.6% en las exportaciones reales argentinas. Por ello es que la argumentación del gobierno tiene asidero, sin embargo, las exportaciones sólo explican 11% del PIB, por lo que debemos analizar los demás componentes de la demanda para explicar por qué Argentina se estancó en 2012.

A partir de una fuerte salida de capitales en 2011, el gobierno impuso controles de capital y sobre las importaciones. La oposición ha señalado a estas políticas como la causa del estancamiento. Junto con la inflación, la política cambiaria ha incrementado la incertidumbre y eso se ha reflejado en una menor inversión. Veamos la evolución de este componente de la demanda: luego de un fuerte crecimiento en 2011, el gráfico 2 muestra que la inversión se estancó en 2012. La construcción se contrajo 2.8% y la inversión en equipo durable de producción 4.9%. Las políticas que está aplicando el gobierno no son negativas per se, sin embargo, muchos señalan ciertas torpezas en su ejecución. Vale la pena señalar un ejemplo: Argentina es un país de ingreso medio cuyas posibilidades de sustitución de bienes importados por bienes de producción nacional es nula en el corto plazo. Entonces, si se prohíbe la importación de bienes de capital, es muy probable que disminuya la inversión nacional. Esto es una verdad de Perogrullo que no se tuvo en cuenta al aplicar los controles. Así, la segunda posición también tiene cierto asidero y dada la importancia que tiene la inversión en una economía es más importante que la anterior.

Gráfica 2.- Evolución de la demanda agregada en 2011 y 2012

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Fuente: INDEC

Lo que evitó una caída mayor del PIB fue el consumo, que explica 81% del PIB. El consumo privado se mantuvo por un aumento real de los salarios (si bien fue un incremento menor que en otros años), una tasa de interés negativa, y la persistente inflación (que hace preferible consumir hoy que en el futuro). Sin embargo, también se observó una caída en la tasa de crecimiento de este componente de la demanda, reduciéndose  de 10.7% a 4.4%, entre 2011 y 2012. El consumo público fue el componente que más creció de la demanda con un incremento del 6.5%, nuevamente con una desaceleración ya que en 2011 la tasa de expansión fue 10.9%. La caída en la tasa de crecimiento del gasto público tendría que haberse evitado. Además, llama la atención el ajuste del gasto público en el rubro de gasto de capital (que nunca debería de ser el componente a ajustar pero,  como lo destacó Diaz-Alejandro, es el primero que suele recortarse). La inversión pública en promedio disminuyó 0.3% en 2012, siendo preocupante ya que en 2011 había caído 2.2%.

En conclusión, tenemos una economía estancada por la caída en la demanda de exportaciones y de la inversión. El magro crecimiento se logró por un incremento en el consumo privado y público generado por el alza en los salarios reales (menor a la de años anteriores) y un incremento en el gasto gubernamental que prioriza gasto corriente en desmedro del gasto en capital. Todo lo anterior en un contexto de mejora en la distribución del ingreso, tasa de interés real negativa e inconsistencia en la política cambiaria. Esta descripción nos permite plantear lo siguiente: 2012 confirma que el tipo de políticas que funcionaron en el periodo 2003-2011 para disminuir la tasa de desocupación del 15.9% en mayo de 2003 a 6.7% en el cuarto trimestre de 2011, no son las que llevarán a la economía al pleno empleo.

En los primeros meses de 2013 pocos economistas han puesto al estancamiento  de la economía en el centro de la discusión, más bien, la mayoría, tanto oficialistas como opositores, discuten el tema de la inflación, lo cual ciertamente es un problema, pero de menor importancia que el del pleno empleo. Lo curioso es que los oficialistas hablan como si la economía siguiera creciendo (ver aquí ) y los opositores, casi exclusivamente, proponen políticas recesivas para controlar la inflación. Una alternativa para evitar profundizar el estancamiento en 2013 es impulsar el gasto público, pero exclusivamente en inversión (de hecho podría cortar gastos superfluos como Futbol para TodosAutomovilismo para Todos, etc.) con el objetivo de llevar el coeficiente de inversión al 30% del PIB (en 2012 ese indicador fue 22%, como se señala aquí).

Esta política se puede denominar keynesianismo ubicuo porque afecta a la demanda y la oferta agregada, algo que sabiamente destacó Evsey Domar. El impulso sobre la demanda se da a través del multiplicador y es necesario para que la economía retome la senda de crecimiento del periodo 2003-2011. El efecto sobre la oferta ocurre a través de la productividad del trabajo, que aumentaría con la inversión pública en infraestructura permitiendo resolver tres problemas de la economía argentina. El primero de ellos es la restricción externa: si se plantea una política de sustitución de importaciones en donde la inversión pública complemente a la inversión privada, se lograría disminuir el coeficiente de importación y con ello relajar la restricción de la balanza de pagos. En segundo lugar, al incrementarse la productividad del trabajo, la devaluación deja de ser atractiva como fuente de competitividad, eliminando con ello una fuente de presiones inflacionarias. Finalmente, la puja distributiva dejaría de ser la fuente exclusiva del crecimiento de los salarios reales, eliminándose con ello otra fuente de presiones inflacionarias.

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